lunes, 5 de septiembre de 2011

Prohibida la entrada...a los niños






Acabo de leer una noticia sobre un Restaurante en Bilbao que ha colgado un cartel en su puerta diciendo: "Reservado el derecho de admisión a quien con su comportamiento incívico [...] cause molestias a otros usuarios, y también a los menores de edad, acudan solos o acompañados."

Sobre la primera parte nada que decir, pero sobre la segunda?? No podría estar incluída la segunda en la primera? No sería suficiente una llamada de atención a aquellos padres despreocupados que rien y charlan mientras sus hijos dan por saco a los de la mesa de al lado?

Yo sé que con Adrián no puedo ir a comer a ningún lado. Es un culo inquieto y aunque no es de los que chillan ni montan escenitas en público, es de los que no puede quedarse sentado mas de 10 minutos. Molestar a los demás no molesta, pues ya nos encargamos nosotros. Nuestra solución: o ir a comer a sitios con parques infantiles o llevar un arsenal de pinturas y folios para tenerlo entretenido o no ir a comer. Pero esto de prohibir ya directamente la entrada a un niño... Si paso por la puerta con mis hijos y quiero comprarles un botellín de agua, no puedo entrar? Si voy con un bebé dormido que no molesta a nadie, tampoco puedo entrar? Si mi hijo es bueno quetecagas y me lo llevo a todas partes, tampoco podríamos entrar? Esto que es? El lejano Oeste y hay que dejar a los niños fuera en el abrevadero esperando mientras los adultos se toman su chupito de aguardiente? Cada vez se oye mas este tipo de prohibiciones en hoteles, restaurantes. Por todo el mundo.

A la memoria me vienen momentos relacionados con este tipo de prohibiciones generalizadas. Estando embarazada de Adrián, bueno, embarazadísima, tuve que hacer un viaje en coche a Madrid. Debido a mi diabetes gestacional, solo podia comer cada dos horas, entre pinchazo y pinchazo, y solo lo que el médico me dejaba y en cantidades pesadas por gramos. Así que no me quedaba otra que llevarme a donde fuera mi propia comida. A mitad de dicho viaje me tocaba parar a almorzar y lo hicimos en el primer bar de carretera que vimos. Sentados ya en la mesa mi marido, mi barrigón y yo, pedimos unas bebidas frescas y algo de comer para él. Cuando saco yo mi mini bocadillo integral con 30 gr de jamon de pavo sin sal, un señor se acerca a mi y nos pide que o dejemos de nuevo nuestra comida en el bolso o que abandonemos el local. Normas de la casa sobre consumir alimentos no adquiridos dentro del mismo. Le explico que solo puedo comer eso, que soy diabética y que llevo un par de horas viajando y que porfavor haga una excepción dadas las circunstancias. Bueno, eso lo dijo mi descomunal barriga y no yo. El señor dice que no. Que nos vayamos. Estupefactos así lo hicimos. Nos levantamos y nos fuimos. Una cosa es querer evitar que el bar se llene de currantes que traen el bocata de casa y solo piden la caña y otra es pedirle a una mujer embarazada y diabética que abandone el local por traer su ridículo almuerzo de casa. Las excepciones existen y la humanidad también. Seguramente a ese señor no lo trajo al mundo una mujer sino que brotó en un campo de champiñones. Una mañana de primavera. Sino no me lo explico.

Está claro, que cada uno en su casa puede hacer lo que quiera. Bueno, mientras una ley no lo prohiba. Que seguramente la habrá. Pero prohibir la entrada a los niños en un restaurante es una medida necesaria o desnaturalizada? Y las risas escandalosas de algunas personas no molestan? Pues que prohiban reir. Y ciertos olores corporales? Pues que prohiban oler. Y los que hablan en otro idioma y puede que estén hablando de ti? Pues que prohiban hablar.

Que pensais?



Por Arain

4 comentarios:

  1. Pues me parece la mar de bien, y tengo una hija pequeña. Cuando no teníamos hijos, al ir al cine, o a cenar a algún restaurante, o a algún sitio dónde quisiésemos tranquilidad, nos gustaba poder ir y encontrar tranquilidad. Tiene que haber locales para todo.

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  2. Pues lo respeto, pero no estoy de acuerdo. Poner bozales a todos los perros por si acaso alguno muerde me parece perfecto, pero prohibir la entrada de todos los niños por si acaso alguno molesta es alucinante. Si el cartel advirtiera que en caso de que los niños molesten serán invitados a abandonar el local, me parece mas correcto y menos discriminatorio. Si no puedo entrar con mis hijos tampoco lo haré sin ellos.

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  3. yo creo que si la gente en general tuviera más sentido común cosas como estas sobrarían seguro. Hay padres muy felices, que no controlan en absoluto a sus hijos. Si mis hijas porculean en la comida hago como tú; o no voy a comer por ahí, o elijo restaurantes (el Vips para eso es maravilloso) en los que haya muchos niños y no se escandalizan si un niño organiza follón. Pero sí que creo que hay restaurantes donde no debería ya no haber niños, sino gente porculera, niños y mayores. Cuando un fin de semana nos tomamos un respiro y nos vamos a cenar por ahí mi marido y yo, francamente, no me apetece estar aguantando ni a los niños de otros, ni a otros gritones adultos, quiero comer o cenar tranquila y relajada. Y sí que me molesta que haya porculeros.

    Evidentemente un cartel como ese prohibiendo la entrada expresamente a niños me molesta. Porque creo que es redundante: si molestas, te vas, independientemente de que seas un niño o una despedida de soltera, por poner un ejemplo. Vetar a los niños "porquesi" me parece una idiotez sobre si todos tenemos sentido común sobre todo y somos capaces de discernir a quién podemos llevar y en qué momento. Y si no lo tenemos, "el que moleste se va" es suficiente para dejarnos vía libre para echar a los pesados.

    Y lo de tu diabetes me ha dejado directamente atónita. Qué fuerte...

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  4. ¡Joooo! A mí lo que me da miedo es que este ejemplo empiece a cundir y que se abre una puerta muy peligrosa: como es un sitio privado, puedo prohibir la entrada a los que me dé la gana y me parezca "que molesten". Como tú dices, a mí igual también me molesta gente que habla muy alto, o qué se yo...
    Sé que ellos se apoyan en la especialización, pero a mí esto de las prohibiciones no me convence en absoluto. Escribí un post de tema similar en referencia a los hoteles que no admiten niños: http://superamatxu.wordpress.com/2011/02/24/hoteles-para-adultos-%C2%BFdiferenciacion-o-discriminacion/
    Desde luego, la polémica está servida.
    Y luego, tenemos a los energúmenos sin más, como el tipo que te echó del restaurante viendo que estabas embarazada y explicándole lo de tu diabetes... Eso no tiene nombre o, si lo tiene, es muy, muy feo!

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